Opiniones
sábado, marzo 24, 2007
 
DIVERSIDAD CULTURAL *
Opinión de Enrique Arturo Barradas Perdomo


El reconocimiento del Otro sólo es posible a partir del momento en que cada uno afirma
su derecho a ser sujeto. Complementariamente, el Sujeto no puede afirmarse como tal sin reconocer al Otro en ese mismo carácter y ante todo si no se libera del temor a él, que conduce a su exclusión.
Touraine, 1997:177

En la construcción del estado-nación, estrechamente ligado con la identidad cultural de los individuos, las transformaciones sociales y geográficas que propician la pluralidad cultural en México, muestran una característica común: la homogeneización de la población en su lengua y su cultura por medio de un mismo sistema de educación, supervisado por el estado y el establecimiento de fronteras físicas para distinguir a los otros.

En este sentido, los discursos sociales del estado - nación, con la idea de promover la igualdad entre los ciudadanos, han establecido acciones de integración, asimilación o absorbiendo la diversidad de lenguas y de culturas de los grupos o comunidades. Las consecuencias van desde la pérdida forzada de elementos culturales, como las lenguas propias, para los grupos étnicos minoritarios en los nuevos estados nación, hasta la imposibilidad de la libre circulación de ciudadanos por aquellos territorios en los que son considerados como inmigrantes o siendo señalados por no pertenecer a la homogenización.

Resulta notorio y significativo cómo en el proceso del logro de la igualdad entre los hombres aparece un nuevo proceso de exclusión: mientras unos hombres pasan, además, a ser considerados ciudadanos en el plano de la igualdad, otros se quedan simplemente en eso, en ser sólo hombres.

Por lo tanto, no es posible defender a la humanidad sin defender la diversidad. La identidad, el como “yo” me percibo, se construye a partir de las diferencias de los “otros”.

Según Boivin y otros (1999: 81) “el término de diversidad cultural se construye a partir de la otredad”. Para Levi – Strauss (1961) como hecho o fenómeno que conforma la vida de la humanidad que atañe a las circunstancias geográficas, históricas y sociológicas, que varían según el tiempo y el espacio, representado por las diferentes formas y diferentes actitudes. Y para Malinowski (1976) es la relación entre la función y la manifestación concreta y singular de la satisfacción de necesidades humanas universales y de principios de organización.

Cabe mencionar que la cultura la concebiría desde un enfoque dinámico, inacabado, insaturado, abierto, en constante transformación; como un constructo humano y por tanto sujeto a procesos de cambio En este sentido, Villoro (2003) comenta acerca de las funciones que cumple la cultura, como expresar emociones, deseos, modos de sentir, actitudes y comportamientos; integrando a las personas en un todo colectivo.

Al respecto, al profundizar en el estudio de la cultura, es conveniente remontarse en el periodo de consolidación de los estados nacionales, apoyado en la llustración, lo que conlleva una nueva concepción del ser humano y de la sociedad. Es con la Revolución Francesa cuando se establecen tres criterios importantes: la libertad de comercio, la igualdad de comercio y el nacimiento de los partidos políticos, conduciendo a la modernización que provoca la Revolución Industrial.

Las consecuencias de todas las revoluciones y acontecimientos son puntos de arranque en la historia del siglo XIX, en donde se presenta una dominación económica de países independientes, pero subdesarrollados, por parte de otros con más poder de comercio e industria, en la que de manera general la concepción de cultura y las relaciones de poder se construyen con cierta dependencia. De esta forma, Villoro (2003) considera que para comprender la cultura hay que tener presentes las dimensiones de poder y valor; ya que no hay cultura que no ejerza formas de poder y por lo tanto no hay poder en donde no se manifiesten los valores.

De igual modo, se expresa la diversidad cultural, concibiéndola desde una postura en que convergen las tradiciones y las costumbres, o como el conjunto de símbolos que representan una cultura, e incluso como un fragmento de la sociedad que se distingue por lo pintoresco, lo folklórico y diferente al resto de la homogenización: ya que hablan lenguas distintas, viven distinto, visten con colores llamativos y desde una legislación se les señala para ser incorporados en el sistema político y educativo mayoritario.

En esta línea, en los debates políticos sobre las minorías uno de los temas principales es que los pueblos indígenas representan un problema, los discursos mencionan los adjetivos de “atraso”, “mejora”, “respeto” y actualmente de “incorporación”, cumpliendo convencionalismos que sólo reconocen el legado y la riqueza de sus lenguas y culturas, así como la necesidad de protegerlas, para preservar, lo “que nos identifica” o lo folklórico. Y en la práctica se les mantiene al margen de la estructura del poder y se les margina socialmente, en las que se puede observar que sólo se podría cambiar con las relaciones de poder y de riqueza.

En efecto, Van Dijk (2003) realiza un análisis de discurso político sobre los pueblos indígenas en los debates del parlamento mexicano efectuados entre 1994 – 1997 en donde se hace referencia a los indígenas, generalmente estereotipándolos:
- Son pobres, pasan hambre, viven en la miseria desde hace siglos.
- Son analfabetos pero hablan su propia lengua.
- Están marginados, oprimidos y discriminados.
- Debemos ayudarles.
- Se han levantado (Chiapas) contra estas condiciones.
- Sus demandas están justificadas.
- Sólo tendremos paz cuando las demandas legítimas de los pueblos indígenas se cumplan.
- Necesitan tierra, sanidad, educación.
- Necesitan su propia organización y gobierno.

Estos enunciados toman fuerza porque ya que además de considerarlos como pueblos marginados, se desarrollan en un plano de desigualdad, se les enseña en su propia lengua y en la vida productiva sus intercambios tienen que ser en español, ser parte de una legislación impuesta y no cumplen con los estándares de calidad de vida.

Ciertamente, en ningún discurso parlamentario oficial se ha presentado la postura racista, no obstante me parecería pertinente utilizar la herramienta de análisis crítico de discurso (ACD) en cada intervención del habla y de la escritura.

En este sentido, en el Programa Nacional de Educación 2001 – 2006 (SEP, 2001), establece en el apartado 2.2, La educación y el fortalecimiento de la identidad nacional; la necesidad imperante de hacer frente a los efectos de la globalización, de obtener un reconocimiento de la diversidad cultural y el fomento de nuevas formas de organización que fortalezcan la cohesión social; en las que puedan vencer las asimetrías que el mismo sistema ha generado, por lo que se convoca a nuevas formas de participación, iniciando por el reconocimiento de la diversidad. Asignando a la educación como la parte fundamental para la contribución de la construcción ética pública; como factor decisivo en la apropiación individual y colectiva de los valores que pueden reforzar la identidad.

Asimismo, dicho en el Programa de Educación 2001 – 2006 se habla del “carácter multicultural de la sociedad mexicana” (SEP, 2001:33) sin aparecer como pluricultural. La concepción de multi, proviene del prefijo de origen latino que significa mucho, mientras que el prefijo pluri, indica una cantidad superior a la unidad en contraposición a singular.

De esta manera, en estas líneas se pretende hacer hincapié en reafirmar la necesidad de avanzar en un reconocimiento; del descubrimiento de creencias, costumbres y aspiraciones, de temores y códigos de conducta, para poder suprimir la discriminación por razones de género, religión, origen social, grupo étnico, lengua u otras, implicando una negociación justa y la solución pacífica de los conflictos, el respeto de los derechos de la minoría y la vigilancia de los poderes públicos. En este sentido, la necesidad de la construcción de la ética pública, mencionada en el Programa de Educación 2001 – 2006 (SEP, 2001), para este contexto es entendida como el conjunto de normas que rigen la conducta de las personas, fundamentada en el respeto, la tolerancia, en el diálogo, con el propósito de establecer relaciones ciudadanas, en donde la línea de la educación intercultural tiene sus fundamentos, ya que se establece el reconocimiento y el respeto, de esta forma supone desarrollar una actitud basada en la tolerancia, en el respeto a las libertades, en la aceptación y reconocimiento de la diversidad cultural, a través de una autonomía y una autenticidad nacional, haciendo referencia a Morin (2001) trabajar para la humanización de la humanidad logrando una unidad planetaria de la diversidad.

Sin embargo, en este proceso de construcción de términos, según la posición paradigmática, y las situaciones cotidianas, se presenta mucha confusión acerca de la conceptualización de la Multiculturalidad e Interculturalidad, pues el lenguaje no es un instrumento pasivo, sino una construcción activa que nos remite a un universo simbólico determinado (Alsina, 1999). En este sentido, el lenguaje se forma por la toma de acuerdos y la consolidación en medio de la sociedad, el lenguaje es un referente que se construye poco a poco y sirve para legitimizar las relaciones de poder organizado.

El multiculturalismo es un concepto que desde distintas disciplinas como la sociología, antropología, pedagogía, entre otras, hace referencia a la coexistencia de distintas culturas en un mismo espacio real, mediático o virtual.

Del concepto de multiculturalismo se desprende el de interculturalidad que hace referencia a la convivencia en un mismo espacio social de personas identificadas con culturas variadas.

Respecto de la concepción de cultura, diversidad cultural y las diferentes posturas que explican estos mismos, observó la trascendencia y complejidad de los discursos así como las asimetrías de la educación indígena.

Coincido con Mc Laren (1997) al expresar que las escuelas no son ideológicamente inocentes, ni se limitan a reproducir las relaciones sociales dominantes. Ya que, paralelamente las escuelas son un lugar en el que se producen encuentros entre culturas, así como formas de regulación política y moral íntimamente conectados con las manifestaciones de poder del Estado - Nación, las cuales a su vez, producen asimetrías en las habilidades de individuos y grupos para definir y percatarse de sus necesidades. En concreto, las escuelas establecen las condiciones bajo las cuales algunos individuos y grupos definen los términos en los que otros viven, resisten y participan en la construcción de sus propias identidades.

En este sentido, observó que el currículum oficial en el que se privilegian los significados o referentes culturales de unas comunidades sobre otras, la proliferación de prácticas docentes en las que domina la realización de acciones funcionales por encargo, sin actuar como profesionales reflexivos, con capacidad de generar espacios de producción y re – reproducción de significados subjetivos y colectivos; para detectar y propiciar espacios y tiempos donde la libertad y la igualdad de oportunidades hagan posible la confrontación respetuosa y el enriquecimiento entre significados de distintas culturas.

En la formación o en el proceso de enseñanza e incluso en cualquier interacción social, el uso del habla es la fuente por la cual se puede manifestar el poder, en donde la naturaleza del hombre es ser diferente entre si, sin embargo no implica la justificación para la desigualdad y la discriminación.

De esta forma, la diversidad cultural es asociada como una problemática de desigualdad social que afecta en su mayoría a las agrupaciones étnicas.

Asimismo, la interculturalidad en muchos de los discursos es asociada al bilingüismo, no es una búsqueda de sociedad ideal, tampoco es un asunto que sólo compete a las agrupaciones étnicas. Parte del enfoque contrario a la homogeneización, centrada en las diferencias y el pluralismo.

Es necesario un enfoque de educación con una adecuación pertinente a contextos regionales, socioculturales y lingüísticos.

Es manifiesto que la educación debe necesariamente valorar lo que está por saber, lo que está por venir, no confundir la educación con la llegada a un punto determinado o acabado, sino la manera de viajar con una mirada diferente para ver el mundo y la vida, en este sentido persiste la educación intercultural.

Alsina, Miquel Rodrigo. (1999). Comunicación Intercultural. España: Editorial Anthopos.
Boivin, Mauricio y otros. (1999). Constructores de la Otredad. Argentina: Editorial Eudeba.
Lévi-Strauss, Claude (1961). Race at historie. Paris Editions Gouthier-Unesco. (Traducción al español en C.L.S., Antropología Estructural. México. Siglo XXI. 1979).
Malinowski.(1976). Una teoría científica de la cultura. Buenos Aires: Sudamérica.
McLaren Peter. (1997). Pedagogía Crítica y cultura depredadora. Políticas de oposición en la era posmoderna. España: Paidos.
SEP. (2001).Programa Nacional de Educación 2001-2006. México: Secretaria de Educación Pública México.
Touraine, Alain. (1997). ¿Podemos vivir juntos? México: Fondo de Cultura Económica.
Van Dijk, Teun A. (2003). Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina. España: Editorial Gedisa.
Villoro, Luis. (2003.). Condiciones de la Interculturalidad. Foro Alternativa XXI: distribución social del conocimiento de la Feria Internacional de Libro Universitario de la Universidad Veracruzana .Septiembre

* Artículo escrito por Enrique Arturo Barradas Perdomo
 
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